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Uno de los mayores problemas, que tienen muchos entrenadores cuando ganan partidos y títulos, es que se enamoran de sus jugadores. Y, si quieres seguir ganando, deberás no caer en este gran apego emocional.

Enamorarse de los jugadores, es lo que llamo “el síndrome de los entrenadores campeones del mundo”, algo muy habitual en los equipos que ganan títulos, y más aún, los que ganan varios de manera permanente.

¿Qué significa tener el síndrome del entrenador campeón del mundo?

Significa, confiar y poner en el campo a los jugadores que te hicieron campeón como entrenador, más por apego o deuda emocional, que por rendimiento. Si analizas, el rendimiento de las selecciones campeonas del mundo, posteriores a ganar el mundial de fútbol, verás que la mayoría, realizaron una participación no acorde al título que defendían. 

Hagamos memoria sobre lo que comento:

  • Argentina en 1982.
  • Italia en 1986.
  • Alemania en 1994.
  • Francia en 2002.
  • Brasil en 2006.
  • Italia en 2010.
  • España en 2014.
  • Alemania en 2018.

¿Esto sucede por coincidencias del destino o por algo más?

Lo que tengo claro, es que todos los entrenadores campeones del mundo, cuatro años después de Copa del Mundo, volvieron a confiar en la mayoría de los jugadores que conquistaron el título. Y, con esto no digo, que esté mal convocar a los mismos jugadores, siempre y cuando, se encuentren al máximo rendimiento, como ocurría cuatro años atrás.

El problema surge, en que muchos de los jugadores que repiten mundial, no se encuentran al mismo nivel, ya sea, por lesiones, edad (4 años más), malas temporadas, cambios de clubes, modificaciones en los sistemas tácticos, tendencias en el juego, etc. Y, aquí es donde se produce ese enamoramiento, apego o deuda emocional por parte del entrenador, que los llaman por lo hecho en el pasado. 

También quiero aclarar, que esto sucede a nivel clubes, si no mirar los equipos que ganan ligas y/o copas, cuánto tiempo tardan en renovar al once tipo desde que comienzan a perder. Cuántos entrenadores siguen poniendo a los mismos, no por su rendimiento sino por lo que han ganado.

Es muy importante, que en los momentos en donde las cosas no comienzan a ir bien, en vez de buscar culpables externos, como el árbitro, la mala suerte, las condiciones climatológicas, el juego duro del rival, el balón, las botas, el público, el horario, las lesiones, o lo que se te ocurra, sería bueno que analizaras las alineaciones que haces, y te preguntes si no estás atrapado por “el síndrome del entrenador campeón del mundo”, es decir, si estás enamorado de tus jugadores, apegados a ellos o en deuda.

¿Qué es estar enamorado de tus jugadores?

Esto es lo mismo cuando nos enamoramos de alguien, es decir, nos parece perfecto, no vemos la hora de estar juntos, la pasamos bien, los problemas desaparecen, nos sentimos “arropados”, hay ilusión, el mundo es hermoso, la otra persona no tiene defectos, la vida tiene sentido, etc.

Con los futbolistas, pasa lo mismo. Son los mejores, cada día juegan mejor, es un “equipazo”, no hay central mejor que el mío, tengo un mediocentro que nadie le hace sombra, el delantero cabecea y mete goles como nadie, y mi portero es la mezcla de los mejores. Este estado hacia tus jugadores, no te permite fomentar la competitividad que hace falta, ni ayuda a nadie. Y esto, sucede mucho cuando un equipo juega bien, gana títulos y se la pasan bien.

¿Estar apegado a los jugadores?

El apego, es uno de los enemigos más potentes que debemos enfrentar, cuando debemos cambiar, o queremos subir de nivel en la vida. Es una fuerza muy poderosa, que no te deja avanzar, es como querer levantar vuelo, y unas pesadas cargas, aferradas a tus piernas, te mantienen anclado a la tierra. Y, el apego está muy presente en el fútbol. El cual se ve en las alineaciones, en el trato diferencial a algunos jugadores, en las excepciones que se hacen con unos y otros no. Un ejemplo de apego, es no fichar a alguien para que no le haga competencia, a alguien que era muy bueno. Y por más que se necesite hacerlo, suelen buscase excusas para que no venga nadie, y siga ese o esos jugadores que debes reemplazar.

¿Tener una deuda con los jugadores?

Esto sí que es un lastre, un tremendo secuestro emocional. Muchos entrenadores sienten, que tienen una deuda con el núcleo de jugadores, que lo hicieron campeón, y esto, es lo que no les permite, tomar las decisiones que deben tomar. 

Este tipo de deuda, se ve mucho a nivel profesional, semi profesional y amateur. Es increíble desde el punto de vista racional, que muchos entrenadores sigan alineando como titulares a jugadores que no pueden “con su alma.” Y los ponen ¿por qué lo hacen? Porque tienen una “deuda emocional” con ellos. Un auténtico error. Cuando se ganan títulos ganan todos, porque todos hicieron méritos (jugadores y entrenador). Caer en esta “deuda emocional” trae consecuencias muy negativas.

Si te pones a pensar en tu trayectoria como entrenador, o si analizas equipos profesionales y selecciones de países, podrás ver, si alguno ha caído en el enamoramiento hacia sus jugadores, estar apegado a ellos o tener una deuda. Y por cierto, no confundas estar agradecido con nada de esto. Agradecer es dar las gracias, regalar un reconocimiento y valorar lo hecho, pero de ninguna manera es estar enamorado, apegado y en deuda.

Para terminar, cito una frase que dijo Guardiola, que me quedó grabada cuando abandonó el F.C. Barcelona, a mediados de 2012:

“Me voy porque no quiero que nos hagamos daño.”

Pep Guardiola

Los ciclos no duran para siempre, constantemente un entrenador debe tomar decisiones, y para hacerlas de manera exitosa, no se debe estar atrapado por el enamoramiento, el apego y la deuda emocional, porque si caes en alguno de estos, lo más probable que termines siendo despedido.

Autor: Germán Antelo

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