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Clasificación ¿Qué es y para qué sirve?

La clasificación en el fútbol aparece en todos los periódicos deportivos y medios digitales, y en ella se reflejan los nombres de los equipos, los partidos jugados, ganados, empatados y perdidos, los goles a favor y en contra, los puntos conseguidos y, por último, la diferencia entre goles marcados y encajados (goal average).

Si seguimos analizando, vemos que los equipos están ordenados según la puntuación obtenida, quedándonos bien claro cuál ocupa el primer lugar y cuál está en último lugar. Y ahora es cuando yo me pregunto…

¿Es la clasificación un reflejo de quien practica un fútbol más atractivo, práctico y creativo, o por el contrario es sólo estadística y número?

Claramente, soy de la segunda opinión. A mi juicio ello no implica necesariamente que el equipo situado en el primer puesto esté jugando fenomenal o mejor que el tercero. Sólo significa que ha obtenido más puntos. Posiblemente las personas poco aficionadas al fútbol pensarán la primera idea expuesta, pero si realmente eres un verdadero aficionado y sigues todos o la mayoría de los partidos comprenderás que detrás de la clasificación hay mucho más. Lo que  debería adquirir valor para los entrenadores, es cómo juega su equipo y cómo lo pasan sus jugadores.

“Juguemos y luego ya veremos donde nos deja la clasificación”. (Suárez, O. 2011)

Manuel Pellegrini

Los cálculos

Y es que estamos ante una gran verdad, pues muchos aficionados, jugadores, e incluso técnicos, suelen hacer cálculos antes de afrontar los partidos. ¿También prevén los imprevistos? ¿Saben con certeza que uno de sus delanteros no se va a lesionar? Simplemente debemos jugar barajando todas las cartas. La clasificación ya vendrá más adelante, por lo que hay que ir partido tras partido intentando llevar  nuestra idea a la máxima expresión. A colación con todo lo dicho hablemos ahora de cómo se analiza una clasificación, que no es tarea fácil

“Los números no se analizan; tienen comienzo y fin en sí mismo; gané tanto, perdí tanto y empaté tanto; el análisis es otra cosa. Es preguntarse qué he aprendido, y qué debo de cambiar”.

Marcelo Bielsa

¿Y después de cada partido?

Es después de cada partido cuando llega el momento de valorar qué he aprendido individual y colectivamente y en qué he fallado, para trabajarlo con intensidad en la semana que no espera de entrenamientos antes del próximo encuentro. La clasificación es estadística y como tal nos muestra datos cuantitativos y no cualitativos.

Recordando el ejemplo que vimos anteriormente, pongamos la siguiente situación: el partido queda 0 a 1, pero ese único gol ha sido en propia puerta, debido a la mala suerte que ya hemos mencionado, y además el equipo visitante sólo ha tirado una vez a puerta y ha tenido un 30 % de posesión del balón, entonces ¿quiere eso decir que el equipo visitante ha jugado mejor y se ha merecido los 3 puntos? Pensemos en ello.

¿Resultado o proceso? El eterno debate

Pongamos ahora como punto de mira la sociedad actual, que podríamos definir como  resultadista e impaciente: en general, hacemos las cosas pensando en alcanzar un resultado y si podemos eliminar los procesos mejor que mejor. Lo queremos ya, de inmediato.

Un ejemplo claro de ello lo tenemos en las propias notas obtenidas en la escuela. Si un niño saca un 9, enseguida lo etiquetamos de inteligente. Pero ¿y si lo ha obtenido copiando? Lo mismo ocurre con el niño que saca un 5, al que ahora no etiquetamos de inteligente, sino del “montón”. ¿Y si se ha presentado al examen con fiebre o ha vivido recientemente un problema familiar?

¿Dónde queda el proceso?¿Sólo nos quedamos con el resultado? En este caso ¿quién ha aprendido más?

Esto mismo pasa con el fútbol. Los directivos, la mayoría de los aficionados y algunos entrenadores sólo piensan en obtener buenos resultados (es decir, cuantos más partidos ganados, más goles marcados y menos goles encajados mejor) dándoles igual cómo conseguirlos: jugando mal o bien, con  fútbol directo o indirecto, con juego sucio o limpio… Hablamos de entrenadores que han ido cambiando su idea de fútbol a lo largo de los partidos y la temporada, pues se han centrado en anular al adversario con el objetivo único de obtener un bonito marcador. Ello supone, en la mayoría de los casos, que no podamos hablar de ningún éxito reseñable.

Pero esto no ocurre siempre, aún nos encontramos en el terreno de juego con entrenadores que defienden el proceso, que centran todo su esfuerzo en defender esa pasión. Son entrenadores que ven el fútbol como una creación, como un juego que debe ser entretenido y divertido. No quieren que sus equipos ganen a cualquier precio, sino que realmente jueguen al fútbol. Da igual que vayan ganando o que vayan perdiendo, que jueguen contra equipos a priori superiores o inferiores… lo que importa es divertirse, aprender y aplicar lo que se ha ido trabajando durante la semana. Lo que importa es jugar al fútbol. Y sin embargo, después de haber analizado exhaustivamente cada uno de estos entrenadores y sus respectivos equipos, me encuentro con que suelen tener un mayor número de partidos ganados que perdidos en cada temporada. Además por experiencia propia he de decir que la motivación que transmiten a sus jugadores es mucho mayor, haciendo que éstos se esfuercen mucho más.

“El juicio del fútbol se reparten entre quienes “ven” y quienes “sienten”. Entre quienes van a “ver ganar” y quienes van a “ver jugar”.

Dante Panzeri

La división del aficionado

Los que “sienten” y los que van a “ver ganar” son esos fanáticos del equipo, que sólo van a defenderte si ganas. Les da igual que juegues bien o mal. Si ganas vitorean tu nombre, pero si pierdes… deberás conformarte con un “vete ya”. Estos son aficionados extremistas. Pongamos como ejemplo la siguiente situación: un delantero de nuestro equipo se tira en el área, y gritan “¡penalti!” como locos; cuando en la siguiente jugada pasa justo lo contrario, entonces gritarán “se ha tirado, qué descarado, sácale tarjeta…”.

El otro grupo de aficionados es el que está formado por aquellos que “ven” y van a “ver jugar”, que aunque son igual de exigentes son capaces de aplaudir al equipo si ha practicado un fútbol bello aun habiendo perdido.

En otras palabras y en definitiva, cuando formamos parte de un equipo, lo mejor que podemos  hacer es defender nuestra idea de fútbol creativo, pues nos vaya bien o mal, vamos a escuchar tanto unos comentarios como otros, y sólo podrás disfrutar del balón el tiempo que te dejen las lesiones, los aficionados o los directivos.

Es mejor convencerte a ti mismo y hacer creer en tu idea a tus jugadores que intentar contentar a todos.

Texto escrito por: Joaquin López Guerrero.

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